Suele suceder que cuando leemos o escribimos, necesitamos un lugar especial o un rincón que nos de la comodidad que necesitamos para satisfacer el deseo de la lectura o la escritura. Pero no existe nada más delicioso, para complementarlo, que una buena música. Una melodía que nos conduzca al solitario y placentero mundo de las letras. Y es que buscando una pieza exquisita para poder leer a Carpentier, tropecé con la perfecta cadencia y armonía de David Garrett, un muy agraciado y talentoso violinista. Su interpretación divina, te lleva de paseo a las nubes, una fuga literaria perfecta. Es por ello que les recomiendo la siguiente fórmula para una buena tarde Un libro + David Garrett + Vino= Placer Infinito. Un hola y un hasta luego Lectores
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